
Centrocampista exquisito y estrella absoluta de su época, al capitan de la selección canarinha en los Mundiales de 1982 y 1986 se le recuerda por algo más que su curriculum deportivo. Doctor en Medicina y Filosofía, su compromiso social le llevó a liderar numerosos proyectos educativos siempre orientados a las clases menos favorecidas del país. Además, este mito del balompié fue el promotor de una iniciativa irrepetible bautizada como la 'Democracia Corinthiana', experimento de autogestión colectiva bajo el lema "libertad con responsabilidad".
La lectura de la trayectoria menos conocida internacionalmente de este mago del taconazo, nos devuelve la nostalgia por esos tiempos en que los ídolos del balón tenían la cabeza para algo más que rematar los saques de esquina.